Los 5 errores más comunes en infiltraciones... y cómo la ecografía los evita

Resumen:

Las infiltraciones son uno de los tratamientos más utilizados en medicina para aliviar el dolor y reducir la inflamación en lesiones articulares, tendinosas o musculares. Sin embargo, no todas las infiltraciones son iguales.

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Tradicionalmente, muchas de ellas se han realizado sin control por imagen, guiándose únicamente por la palpación y el conocimiento anatómico del profesional. Aunque esta técnica puede ser efectiva en manos expertas, conlleva una serie de limitaciones y riesgos que hoy, gracias a la ecografía, podemos evitar.

La infiltración ecoguiada ha revolucionado la forma de tratar el dolor musculoesquelético. Permite ver en tiempo real la estructura lesionada, guiar la aguja con precisión milimétrica y confirmar que el medicamento se deposita exactamente donde debe. A continuación, analizamos los errores más frecuentes en las infiltraciones tradicionales y cómo la guía ecográfica marca la diferencia.

Doctor Ernesto Rivera
Doctor Ernesto Rivera
Doctor Ernesto Rivera

1. Infiltrar fuera del foco de la lesión

Es el error más común. Sin imagen, el especialista debe intuir la posición exacta de la lesión. Esto puede resultar en una infiltración que no actúa sobre el punto de dolor real, desperdiciando el tratamiento y provocando frustración en el paciente.
Con ecografía, podemos localizar exactamente el tendón inflamado, la bolsa con líquido, el nervio atrapado o el punto de fricción. La infiltración se convierte así en una técnica de precisión.

2. Lesionar estructuras cercanas (nervios, vasos, tendones)

Infiltrar a ciegas aumenta el riesgo de atravesar estructuras delicadas. Una aguja que toca un nervio puede causar dolor intenso, adormecimiento o incluso lesión. También hay riesgo de hemorragias si se pincha un vaso.
Gracias a la ecografía, el radiólogo visualiza en tiempo real todos los tejidos: la piel, el músculo, el tendón, los vasos y nervios. Puede evitar estas estructuras con exactitud quirúrgica.

3. Aplicar un tratamiento sin confirmar el diagnóstico

Infiltrar sin haber visto la lesión supone, en muchos casos, un “disparo a ciegas”. Si no se sabe con seguridad qué estructura está afectada, no se puede elegir correctamente el medicamento ni su localización.
La exploración ecográfica previa a la infiltración permite hacer un diagnóstico dinámico, inmediato, sin necesidad de pruebas externas. El especialista ve si hay rotura, inflamación, líquido, degeneración… y decide el tratamiento sobre la marcha.

4. Repetir el pinchazo varias veces hasta acertar

Cuando no se tiene imagen, es habitual que el profesional tenga que “buscar” la zona correcta con varios intentos. Esto provoca más dolor, más ansiedad y mayor riesgo de infección.
Con la aguja guiada por ecografía, se realiza una única punción que sigue una trayectoria controlada. Menos molestias, más seguridad.

5. Fracaso terapéutico por infiltraciones ineficaces

Cuando se infiltra mal o en el lugar equivocado, el resultado puede ser nulo o incluso empeorar los síntomas. Esto lleva a repetir el procedimiento o a abandonar el tratamiento.
La guía ecográfica garantiza que el tratamiento llega al foco del problema, aumentando la eficacia clínica y reduciendo la necesidad de repetir intervenciones.

Conclusión

La infiltración ecoguiada no solo mejora los resultados clínicos, sino que aporta seguridad, confianza y personalización. Ya no se trata de “inyectar y esperar”, sino de actuar con precisión, con visión directa y con un enfoque diagnóstico-terapéutico integral.

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